A lo largo de una temporada nos podemos encontrar con diferentes impedimentos para realizar en el exterior el entrenamiento de ciclismo que teníamos programado: lesiones, climatología adversa, falta de tiempo…
Para solventar esta situación y poder dar continuidad a nuestra preparación tenemos a nuestra disposición una gran herramienta como es el rodillo pero surgen algunas preguntas… ¿Podemos conseguir las mismas adaptaciones fisiológicas? ¿Cuánto tiempo debo entrenar en rodillo? ¿Qué intensidad es la correcta?
ELEGIR EL RODILLO ADECUADO
En el mercado actual podemos encontrar multitud de rodillos en función del tipo de resistencia y tecnología que utilicen: rodillos magnéticos, de fluido, de transmisión directa y de equilibrio.
Antes de decirte por uno u otro debes tener en cuenta tus necesidades de entrenamiento y el presupuesto disponible ya que no todos ofrecen las mismas prestaciones:
1. RODILLO DE EQUILIBRIO
Este tipo de rodillo es el más apropiado para calentar antes de una carrera debido a su facilidad de transporte y montaje, tan sólo deberás ajustar la distancia de los rulos al tamaño de rueda para subir tu bici y empezar a pedalear.
2. RODILLO MAGNÉTICO O DE FLUIDO
Ambos tipos de rodillo ofrecen una experiencia más realista de pedaleo en comparación con los rodillos de rulos, si bien es cierto que los rodillos con resistencia de fluido destacan en mayor medida en este punto dado que la resistencia aumenta o disminuye en función de la fuerza aplicada al pedal.
Uno de los inconvenientes de este tipo de rodillo es que, en la mayoría de casos, resulta prácticamente imposible conseguir una respuesta de la frecuencia cardíaca acorde a la intensidad. Si quieres seguir un entrenamiento planificado por potencia o frecuencia cardíaca (fc) debes tener en cuenta que la potencia generada no tendrá la misma relación con la fc que existe cuando pedaleamos en el exterior.
3. RODILLO DE TRANSMISIÓN DIRECTA
Estos modelos de rodillo aportan una experiencia casi real de pedaleo, tan sólo tendrás que conectar la cadena de tu bicicleta a la piñonera del rodillo para empezar con el entrenamiento.
Es el modelo ideal para todos aquellos ciclistas que siguen un entrenamiento planificado puesto que la relación entre la carga externa (vatios) y carga interna (fc) se asemeja de gran manera a la que podríamos observar en un entrenamiento realizado en el exterior.
ENTRENAMIENTO INDOOR
Una vez tenemos claro qué tipo de rodillo se adapta mejor a nuestras necesidades nos pueden surgir otras preguntas… ¿Cuánto tiempo deben durar las sesiones? ¿Qué capacidad fisiológica puedo trabajar? ¿Debo comer y beber durante los entrenamientos? La respuesta para estas preguntas es muy sencilla: depende.
El entrenamiento debe tener en cuenta las necesidades de cada ciclista:
- Momento de la temporada.
- Debilidades y fortalezas.
- Tiempo disponible para entrenar.
- Recursos disponibles (potenciómetro y/o banda de fc).
- Objetivos deportivos.
HIDRATACIÓN Y NUTRICIÓN
- Colocar un ventilador en frente del rodillo (1-2 m).
- Ventilar la habitación si entrenamos en una espacio pequeño y cerrado.
- Beber con frecuencia (550-6000 mL/h).
CONCLUSIONES
Actualmente podemos encontrar una amplia oferta de rodillos en el mercado, la elección de uno u otro dependerá de las necesidades de cada ciclista y el uso que vayamos a darle.
El rodillo nos permite diseñar una infinita variedad de entrenamientos pero debemos tener en cuenta que tiene sus limitaciones y ciertos tipos de trabajo resultan imposibles de realizar sobre este.
Si quieres entrenar de manera controlada y optimizar tu tiempo sobre el rodillo ponte en manos de un profesional que sepa reconocer tus limitaciones y diseñe el plan más adecuado para la consecución de tus objetivos.